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A CURSED ROSE.
Estaban en silencio, sin decirse
nada el uno al otro. Ella miraba las nubes pasar sin poder evitar verlo de
reojo de tanto en tanto. El aire era frío pero agradable, y las estalactitas de
hielo formadas debajo de las ramas de los arboles hacían una hermosa melodía
cuando el viento soplaba a su alrededor. Sonic le había pedido hablar con ella
a solas, y habían salido a uno de los balcones del castillo; desde entonces él
se mantenía recostado sobre la baranda de concreto viendo fijamente el
firmamento, sin muchos ánimos de hablar a su parecer. Amelia carraspeó su
garganta y se acercó a él para posar amabas manos sobre la baranda de fría
piedra volteándolo a ver.
-Entonces...-habló ella para cortar el silencio -¿Qué hacemos aquí?
-Quería disculparme- respondió él con su mirada aun fija en el horizonte.
-¿Por qué?
-Por haberte sacado de aquí y por todas las consecuencias que eso representó para ti.
-Estoy bien- respondió con dulzura -Además tú no sabías que…
-Estás muriendo- interrumpió para voltearla a ver con una mirada intensa.
Amelia sintió sus piernas flaquear ante las palabras toscas del erizo y
agradeció haber estado sujetando la baranda o de lo contrario hubiera
caído. Le volteó el rostro al instante y una expresión dura borró la
mirada dulce que había tenido hasta hace poco provocando que una
silencio incomodó se posara entre ambos.
-… ¿Has hablado con Tikal?- fue lo único que ella alcanzó a preguntar.
-Sí…- respondió Sonic con una mirada culpable.
-Ese tema no es un tema que tengas el permiso de hablar, mucho menos de preguntar- le indicó molesta.
-¿Por qué no?- cuestionó el erizo azul arqueando una ceja.
-¡Porque es mi vida!- gritó molesta para voltearlo a ver iracunda -¡Y esas cosas no son de tu incumbencia!
-¿Por qué te enojas conmigo?- preguntó Sonic a la defensiva –Te digo esto porque quiero ayudar.
-¡No estoy pidiendo tu ayuda!- le gritó iracunda.
-¡Claro que sí!- respondió molesto -¡Cuando me pediste buscar la esmeralda, pediste mi ayuda!
-¡No es por mi, es por ellos!- rebatió molesta -¡Si yo muero la
maldición no muere conmigo!- dijo Amelia con enfado -¡No te inmiscuyas
si no sabes las cosas tal cual son!- ordenó.
Un silencio incomodó inundó el ambiente mientras la tensión se hacía
presente entre ambos. Sonic vio la mirada intensa de ella hacia él y a
la vez, el dolor ocultó detrás de ese mirar disfrazado de enfado.
-Amy…- musitó con un suspiro –No me mal entiendas, yo sólo…
-¡No vengas a hacerte el héroe conmigo!- habló sin control –¡¿Cómo osas
investigar sobre mi pasado si ni siquiera puedes hablarme sobre el
tuyo?!- reclamó.
-¡Te he dicho sobre mi pasado!- respondió molesto.
-¡Me has mentido!- gritó molesta -¡Silver me ha dicho que…
-¿Silver?- interrumpió con asombro -¿Tú hablaste con Silver?- preguntó con una mirada fría.
Amelia calló de golpe. No era su intención que Sonic supiera lo que ella
sabía, y no estaba segura que fuera una buena idea tampoco. De nuevo
vio aquellos ojos fríos en la mirada del erizo azul y no pudo evitar
retroceder un par de pasos; sus ojos realmente la asustaban.
-Tsk- le sonrió él macabro -¿Y qué te ha dicho?
-…Eso no… no importa- respondió la princesa apenas audible.
-Oh vamos princesa, tú misma lo has dicho, si deseo saber sobre tu pasado tu debes saber sobre el mío ¿no?
-No… es decir…-balbuceó temerosa.
-¿Te habló sobre los inocentes que asesine?- preguntó con una sonrisa
para ver en ella una expresión de miedo en su rostro -¿O sobre los
aldeanos que masacre?, ¿te ha hablado de eso?
-Basta por favor…-pidió con sus ojos llenos de lágrimas.
-Oh no, tú querías mi pasado, y ese es mi pasado- dijo molesto –Yo no
soy un caballero de brillante armadura que vendrá a rescatarte en su
blanco corcel- habló para caminar de manera intimidante hacia ella,
obligándola a retroceder hasta el otro extremo de la baranda hasta topar
con la misma.
-Es suficiente…- dijo molesta sin poder sostenerle la mirada al sentir su cercanía.
-¡Soy un monstruo, un asesino y en mis manos corre la sangre de gente
inocente!- gritó molesto -¡¿Es eso lo que querías saber, es eso lo que
querías oír?!
-¡Basta!- gritó ella para abofetearlo obligándolo a callar.
Sonic sintió el calor del golpe sobre su mejilla para colocar su mano
sobre ésta y ver de nuevo a la princesa, quien yacía con sus ojos llenos
de lágrimas. Había sido demasiado. Retrocedió aprisa y desvió su propia
mirada avergonzado; se había dejado llevar en el calor del momento.
-…Lo lamento- musitó Sonic al viento. –No fui mi intención…
-Si ese fuiste tú…- interrumpió ella -Si realmente alguna vez fuiste un
monstruo ¿por qué cambiaste?- se armó de valor para preguntar.
Sonic desvió su mirada ante aquella pregunta y de nuevo fijó su vista en
el cielo. No le gustaba hablar de su pasado porque no era algo que lo
enorgulleciera en lo absoluto; incluso con Silver media mucho lo que
decía o dejaba de decir.
-…Le quite la vida a alguien que merecía vivir- respondió a la nada –
Era el padre de alguien y yo pensé… es decir…-calló de nuevo y con sus
manos sujetar con fuerza aquella baranda -…Yo no sabía…- se excusó
culpable.
-¿Por eso cambiaste?- inquirió Amelia curiosa.
-Él era el padre de un niño inocente, y yo en mi soberbia y tiranía le
quite la vida sin pensarlo… Por mi culpa ese niño crecerá solo y sin
amor.
-¿Acaso era lo único que el niño tenía?- preguntó ella para acercarse a él con lentitud.
-Sí- respondió cortante –Era uno de los herreros de los soldados del
ejercito negro y le quite la vida pensando que… bueno, que hacía lo
correcto- habló con arrepentimiento.
-¿Era alguien de mal corazón?
-Lo hiciste por rescatar a tu amigo- le recordó ella deteniéndose a su
lado y fijando su vista al firmamento al igual que él. –Cuando él no
estaba, tú cambiaste… realmente me asustaste- habló con cierta
preocupación –Pero cuando viste que estaba bien regresaste a ser el
erizo que conozco. – dijo con una sonrisa.
-Mmm… sí- respondió con su mirada perdida –Silver es… es como un tipo de
seguro para mí- dijo pensativo -Cuando está él recuerdo que no debo de
pelear, que hay otras maneras de solucionar las cosas o de conseguirlas.
-¿Él te enseñó eso?
-¿Por qué?
-No lo sé, tal vez se sentía sin un propósito ahora si su rey, tal vez quería hacer algo correcto con tantas cosas malas a su alrededor; realmente nunca lo conversamos a profundidad, pero me alegra que se haya quedado.
Amelia lo vio de reojo, y de nuevo esa expresión feliz y desinteresada iluminaba su rostro. Silver le había enseñado a él lo bueno que aún quedaba en el mundo, y Sonic ahora transmitía ese mensaje con sus bromas y viajes locos, para divertirse, para olvidar la realidad de lo que acontecía.
Ambos se quedaron en silencio, sin decirse nada el uno al otro, únicamente admirando el paisaje grisáceo delante de ellos.
-Lo lamento también- habló Amelia por fin –No debí tampoco… es decir, tuve que haberte preguntado, pero…
-Está bien- respondió Sonic con su mirada fija en el pueblo –Tal vez
jamás te lo hubiera dicho si lo hubieras hecho de esa manera.
-Supongo que yo tampoco- dijo ella en un suspiro.
-¿Por qué?- preguntó él para verla intrigado. –Tú sabías que todo esto
podía pasar, y aún así te arriesgaste a mi loca aventura poniendo en
peligro aún mayor tu propia vida- señaló -¿Por qué si sabías todo eso
decidiste acompañarme?
-Yo… - empezó -Yo quería ir contigo- respondió con sus mejillas sonrojadas desviando su mirada.
-¿Por qué?- cuestionó extrañado.
-Tu has vivido tanto- respondió para verlo con una dulce sonrisa –Y yo quería vivir una vez…
-Amy- corrigió ella.
-¿Uh?
-Tú me dices Amy- aclaro con sonroje –No me gusta que me digas princesa.
Sonic le sonrió ante su extraña petición. –Creo que no soy una buena
influencia para ti- dijo con una sonrisa divertida –Tal vez alguien más
como Silver sería más adecuado para influenciarte.
-¡No!- dijo con rapidez -¡Me gusta tu manera de vivir la vida!- confesó
con una sonrisa –Eres intrépido, divertido, salvaje y… bueno… eres muy
dulce conmigo… -finalizó casi en susurro desviando nuevamente su mirada.
-Oh…- exclamó Sonic para sonrojarse por sus palabras para desviar la
mirada por igual –Tu también eres muy divertida Amy, realmente pase un
gran momento cuando fuimos a la aldea- halagó con sonroje -… Eres la
chica más sorpréndete que he conocido, para ser sincero- confesó
avergonzado.
-Eres muy dulce…- agradeció Amelia con una tímida sonrisa y así tocar con sus dedos la mano de él.
Sintió una onda eléctrica recorrer su cuerpo al sentir como el meñique
de ella rosaba con dulzura su mano. Escuchó su corazón acelerarse y un
calor interno recorrerlo. Sonic fijó su vista en la eriza de mejillas
sonrojadas, quien tenía aquella expresión tímida y dulce en su rostro.
Tomó la mano de la princesa con gentileza y ella lo volteó a ver al
acto, sin decirse nada, casi como si ambos supieran lo que conllevaría
esa acción inocente.
Se volteó lentamente cual delicada bailarina mientras la mano de él
parecía guiarla en aquel vals silencioso. Amelia se acercó un pasó hacia
el erizo que le sonreía con galanura y sintió su cuerpo estremecer al
sentir los ojos de él clavarse en los de ella; la mano de él la rodeó
con dulzura por su cintura y así acercarla, mientras ella con su otra
mano rodeaba su cuello.
-Dime algo…- murmuró el erizo azul. -¿Hay alguna regla que prohíba que
pueda besar a la sangre real?- preguntó con una sonrisa confiada,
haciéndola sonreír a ella un tanto apenada.
-…No- respondió como un soplo en le viento.
Sonic se acercó a ella lentamente y con suavidad posó sus labios sobre
los de ella. Sus mejillas se cubrieron de un manto rosa y sus ojos
esmeraldas brillaron con intensidad y así, en el invierno más frío, el
florecer de un amor prohibido se marcó un beso tan sutil y tan duce como
el néctar más dulce que ninguna otra flor pudo haber albergado en ésta
jamás.
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